Seguramente sabréis -hay que estar en la Luna para no enterarse- que el 14 de febrero se celebra San Valentín. Os confieso que siempre me ha parecido un tanto cursi celebrar ese día. Sin embargo, pienso que es una buena oportunidad para que practiquemos la escritura de cartas.
En ese día no solo se escriben cartas los enamorados, también se escriben cartas a los amigos, a los familiares, a las personas que apreciamos.
Os voy a pedir que escribáis una carta a una persona a la que apreciéis mucho. Podéis dirigirla a un amigo o amiga, a vuestro padre o madre, a un maestro o maestra al que recordáis con cariño y hace mucho que no veis...En fin, el destinatario lo elegiréis vosotros.
En clase leeremos alguna, para que veáis algún ejemplo. De momento, podéis fijaros en la que os he escrito a vosotros:
Querida clase de Segundo:
Alguna vez habréis sentido lo difícil que es expresar los sentimientos. Muchas veces nos da vergüenza decirle a alguien lo mucho que le apreciamos o lo bien que nos sentimos en su compañía. Tampoco es fácil decirle a alguien que no nos gusta su forma de actuar, que nos hace sentirnos mal cuando se dirige a nosotros, que nos hiere o nos molesta.
En ocasiones nos faltan palabras para expresarnos. "¿Qué es lo que siento? ¿Cómo lo puedo llamar? ¿Es ira, es frustración, rabia, desánimo? ¿Es alegría, emoción, felicidad...? Hay muchas palabras para nombrar los sentimientos, porque somos capaces de sentir una gama muy variada de ellos.
Esta carta la he escrito para deciros lo bien que me siento con vosotros, lo mucho que disfruto de vuestra compañía. Algunas veces me habéis visto enfadado, enfadadísimo en realidad.Otras veces, triste o decepcionado, porque no hemos conseguido algo que considero importante para todos. Pero la mayoría de las veces me siento muy feliz de poder compartir con esta clase tantos momentos buenos. Me gusta hacer mi trabajo en vuestra compañía, veros crecer casi minuto a minuto y pensar que aún nos quedan meses por delante para hacer muchas cosas juntos. Me encanta ser vuestro profesor ( o vuestro "maestro", como vosotros me llamáis, con esa palabra tan hermosa).
Lo que yo pretendo de vosotros, y es por lo que más me preocupo, es que aprendáis una serie de cosas que son indispensables para que en vuestra vida de adultos (que no está tan lejos como pensáis) podáis defenderos con solvencia, que no estéis en desventaja frente a nadie, que tengáis herramientas y recursos para salir adelante con dignidad. Para ello hay que esforzarse, claro está, tanto vosotros como yo. Pero creo, sinceramente, que merece la pena.
En cualquier caso, quiero que sepáis que cada uno de vosotros y vosotras tiene su lugar en esta clase. Todos somos importantes. Nadie está fuera.
Me alegro mucho de compartir mi trabajo con todos vosotros. Gracias por estar ahí.
R.
(Recogido del Blog "Saca la Lengua", de Aitor Lázpita)
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