No pierden oportunidad los representantes del Vaticano, en Euskadi y en el resto del Estado, para reclamar y solicitar la educación católica en la enseñanza. Las demás no insisten tanto por su menor capacidad de meter ruido, al menos, todavía.
En opinión de sus altos cargos, habitualmente vestidos con grandes faldones, ayudaría a prevenir situaciones como la de Cataluña, donde según ellos, se presume que ha existido un adoctrinamiento excluyente. Y es en la educación, según los prelados, donde se juega nuestra convivencia, porque está en la raíz de otros problemas. Parece ser que no están muy al día de las opiniones de sus compadres en aquellas tierras, que en gran número apoyan la locura de sus feligreses del PdCat.
PRIMERA. Respetar y promover el derecho a la libertad de conciencia.
SEGUNDA. Cumplir el deber de enseñar a los estudiantes a pensar y a construir conocimientos.
TERCERA. La necesidad de articular una moral fundamentada en el respeto a los derechos humanos que permita el establecimiento de un estado de derecho.
CUARTA: Cambiar la política que impone el Catolicismo Romano fundamentado en su doctrina discriminatoria de género.
QUINTA. Evitar el desfase entre los contenidos del curriculum religioso y la realidad de las vivencias de los niños y adolescentes.
TERCERA. La necesidad de articular una moral fundamentada en el respeto a los derechos humanos que permita el establecimiento de un estado de derecho.
CUARTA: Cambiar la política que impone el Catolicismo Romano fundamentado en su doctrina discriminatoria de género.
QUINTA. Evitar el desfase entre los contenidos del curriculum religioso y la realidad de las vivencias de los niños y adolescentes.
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