viernes, 13 de marzo de 2015

La mejor edad para que nuestros hijos empiecen a tener acceso a un smartphone es cuando dejen de llevárselo a la boca

Mucho se está hablando de los problemas de los padres para educar a sus hijos en un contexto en el que no son capaces de renunciar a un dispositivo que, por un lado, todo su entorno les presiona para utilizar y, por otro, ejerce un atractivo absolutamente cautivador e irresistible por su versatilidad. Padres y educadores observan con desesperación cómo sus hijos, en determinados rangos de edad, son absorbidos – o prácticamente “abducidos” – por la pantalla de un smartphone en la que llevan a cabo actividades que van desde la comunicación social vía mensajería instantánea hasta juegos de todo tipo, y se convierten en seres prácticamente inertes, capaces de permanecer horas en actitud asocial, sin comunicarse con nadie ni responder a más estímulos que los que provienen del otro lado de la pantalla.
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Si no sabe educar a sus hijos, por su bien y por el de ellos, procure aprender. Pero la tecnología o los móviles no son el problema, el problema es usted. No hay niños adictos, hay niños maleducados. Es, simplemente, una cuestión de educación.

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