La educación es una inversión a largo plazo, absolutamente imprescindible para asegurar un futuro de cultura, convivencia y bienestar. Si la educación es cara, no podemos ni debemos experimentar lo cara que puede llegar a ser la ignorancia.
Ahora bien, puestos a ahorrar, a pesar de que la Iglesia católica española cuenta con las mejores y más idóneas instalaciones para impartir contenidos religiosos (catedrales, templos, capillas, monasterios, conventos, colegios religiosos, etcétera), prefiere que se imparta en las aulas de los colegios e institutos por profesores elegidos por el obispado y pagados por el resto de los ciudadanos, bien sean creyentes (católicos o no), ateos o agnósticos. Además, la asignatura alternativa a la religión (católica) que se oferta al resto de alumnos (la mitad) supone más gasto. ¿Por qué no ha pensado en eliminar esta imposición a la hora de recortar, señor Wert?
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