Recortar en gasto educativo es hurtar la inversión necesaria para el logro de una salida inteligente a la crisis actual.
Parte del artículo de Isabel Celaá en el diario EL CORREO de ayer. |
Todos entendemos la gravedad de la situación que atraviesa nuestra economía, pero en nada ayudan las formas, con una nota que anuncia nuevos recortes sin concretar su contenido y la convocatoria de una urgente reunión informativa a las instituciones competentes, si de lo que se trata es de aportar credibilidad, seguridad y determinación.
En cuanto al fondo, sorprende que sean la sanidad y sobre todo la educación los terrenos elegidos para el urgente y drástico ajuste de 10.000 millones de euros anunciado. Ambas áreas constituyen columnas sobre las que se asienta el bienestar de nuestra sociedad.
Un país que reduce su partida de educación y de investigación en más de un 25% es un país que no cree en su futuro. Y si no creemos en nosotros mismos no tendremos ninguna credibilidad exterior.
Hay alternativas diferentes a la reducción de los dos bastiones en los que se sustentan nuestro Estado de bienestar y nuestro futuro. La educación y la investigación son ejes vertebradores del presente y del futuro de cualquier sociedad. Los países más ricos son los que más gastan en educación y en I+D. Y no es que gasten más por ser más ricos, sino que son más ricos porque han gastado más.
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