martes, 11 de octubre de 2011

Desatascado el problema en Eskola 2.0 ...

El proceso de introducción de los ordenadores en el primer ciclo de la ESO parece que sigue avanzando a pesar de las pequeñas piedras en el camino que se va encontrando a su paso. Esta vez los que no habían resultado afortunados en la adjudicación de los netboobks a repartir este curso han colaborado, sin querer o "sin queriendo", a que el curso empiece sin los aparatitos en manos del alumnado. Pero como más vale tarde que nunca y nunca es tarde si la dicha es buena, hete aquí que parece que antes de las elecciones del 20-N, pura casualidad sin duda, tendremos lo prometido en los centros.

Evidentamente, la noticia es buena y a pesar de los problemillas que nos esperan: caudal de conexión, wifis, controles de seguridad del departamento que dificultan en extremo la navegación del alumnado, el hecho de que lo que es de todos sigue entendiéndose demasiadas veces que es como si fuese de nadie y el manteninimiento y cuidado de los mismos no es el mismo que si desde el principio el aparato fuese "propiedad y responsabilidad exclusiva" de cada alumno, a los que vivimos la experiencia no nos queda ninguna duda de que éste solo puede ser el paso intermedio hacia una solución mas definitiva.

Personalmente creo que este periodo de introducción de las nuevas tecnologías a las aulas quizás es imprescindible como paso previo a una situación donde, superados los libros de texto entendidos como hasta ahora, se pueda solicitar al alumnado que sea él el encargado de traer al centro su propio portátil, o mas probablemente, para cuando llegue el caso, su propia tableta. Solo así, cuando sea cada uno el responsable de tener cargada la bateria de su aparatito, de preocuparse dónde lo deja y cómo lo cuida, cuando se le recuerde tanto en el centro como en casa que "quien rompe, o se le rompe, paga (Él o sus padres). Solo entonces, nos ahorraremos cantidad de problemas innecesarios que hoy en día son el pan nuestro de cada día en las aulas y motivo innecesario de una pérdida de tiempo en asuntos que dentro de pocos años parecerán un chiste malo.

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