Cuando un grupo de profesores decide en sesión de evaluación que un alumno tiene dos o cinco asignaturas suspendidas, dificilmente puede cambiar de opinión si la pregunta se le vuelve a hacer con tres o cuatro días de diferencia.
Y esto es lo que ocurre este mes en la mayoría de los centros de ESO de este país. Muchos alumnos han recibido sus notas de la tercera evaluación un viernes y el martes de la semana siguiente podían tener el examen de recuperación de toda la asignatura. Salvo excepciones muy particulares, si la evaluación ha sido correctamente realizada en la primera ocasión, la segunda no puede variar sustancialmente.
Entiendo que los exámenes de septiembre tenían muchos motivos para ser eliminados tal como estaban planteados, pero de la misma manera entiendo que la propuesta alternativa no solo no es mejor, sino que encima parece aun menos razonable. Quizás, como en otras facetas de la vida, la virtud esté en el medio de las dos alternativas anteriores. La "recuperación", ni en septiembre ni en junio, quizás lo mas razonable fuese dejar tres o cuatro semanas de tiempo y realizarlos, si hay que hacerlos, en julio.
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