2. Silencio. ¿Cómo es posible que pidamos silencio en una clase con más de veinte alumnos? Si lo
justificaturespuesta.com/5-razones |
piensas bien , es un auténtico disparate. Así que olvídate de una vez por todas del Yo hablo y tú te callas. No funciona. Es un tipo de enseñanza que para esta generación de alumnos ha quedado obsoleta.
3. Repetición. Lo peor que puedes hacer, aparte de hablar sin parar en tu sesión lectiva, es repetir constantemente aquello que enseñas. Si a ti no te gusta que te repitan la cosas varias veces, ¿cómo puedes pensar que a tus alumnos les vaya a gustar?
4. Utilidad. ¿Te has preguntado alguna vez si aquello que enseñas les servirá de algo a tus alumnos en un futuro a corto o medio plazo?
5. Aburrimiento. Desengáñate. Escuchar aburre. Si, aburre y mucho. Cada vez nos cuesta más escuchar, sobre todo escuchar de forma activa. De hecho, tus alumnos no tienen la más mínima predisposición a la escucha activa. Les enseñas en un contexto totalmente irreal, es decir, les obligas a escuchar cuando tú quieres o cuando te han dicho que deben hacerlo. Tus alumnos siempre te escuchan por imposición.
Tengo la sensación de que todo este artículo se podría resumir en una sola palabra:autoconcepto. Tú piensas que no te escuchan cuando en realidad es tu autoconcepto de lo que creías que era dar una clase la que te lleva a estar equivocado. Cuando enseñas pides que te escuchen, que les interese, que lo entiendan, que lo memoricen y recuerden y que, además, lo hagan cuando tú quieres y en silencio. Si cambias el concepto de cómo te enseñaron que debía ser una sesión lectiva, muy probablemente vivirás tus clases de una forma extraordinariamente distinta y podrás empezar a disfrutar no del silencio, sino de la participación, no de lo que dices, sino de lo que escuchas de tus alumnos. Acabaré con esta frase de Martin Seligman que tanto me gusta recordar cuando entro en una de mis clases:
Se puede cambiar lo que se siente, cambiando lo que se piensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario