¿Pueden los centros educativos seguir negando el uso de los dispositivos móviles que cada vez con mas frecuencia el alumnado lleva a los centros, aunque estos los tengan prohibidos?
Algunos son hasta diez veces más potentes que los aparatos que desde el centro prestamos a nuestro alumnado para su uso, en general, bastante en cuentagotas.
¿No sería más razonable su regulación, enseñar su uso con responsabilidad, e incluso cofinanciarlos aprovechando su enorme potencial para usos educativos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario