lunes, 17 de enero de 2011

La experiencia ACER en el IES Uribe Kosta BHI

La experiencia ACER, o la posibilidad de trabajar este curso 2010-2011 con alumnado de 2º de ESO en el aula con portátiles para cada uno de ellos, está resultando ser una práctica que a todos los directa o indirectamente implicados nos está haciendo reflexionar incluso sobre aspectos que creíamos ya consolidados.

Siempre me ha gustado comparar la introducción de los ordenadores en las aulas con el caballo de Troya, entendido como el elemento que se introduce en un sistema “inocentemente” para provocar un cambio radical del mismo desde su interior, puesto que el “regalo” que se recibe y se introduce en los centros educativos supone un antes y un después en los pilares básicos de lo que hasta ahora hemos considerado el sistema de enseñanza convencional. El papel y la mentalidad del profesorado, la actitud del alumnado, la colaboración de los padres, la distribución física del aula, la dinámica del centro, … se ven directamente afectadas por el mero hecho de que nuestro alumnado comience a utilizar el portátil tanto como el libro y el cuaderno tradicional.

El presentarnos a la experiencia y las fechas en las que conocimos nuestra incorporación al mismo ya supusieron el inicio de una pequeña revolución. Todos conocemos las dificultades que existen en un centro público para que un elemento de este tipo afecte a la asignación del profesorado correspondiente dentro del sistema tradicional. Partiendo de la base de que “se cuenta con lo que hay”, se respetan “las normas de adjudicación” habituales y se acepta la palabra de cada uno aunque su experiencia anterior no le acompañe, a la dirección de los centros no les quedan muchas mas posibilidades que la de anunciar que determinado grupo del centro va a participar en esa experiencia y que el profesorado que coja ese grupo “sea conciente” de lo que hace. Si además, la tradición del centro supone que el alumnado no tenga un aula fija sino que transite de un aula a otra a lo largo del día en función de la asignatura que tenga, la decisión de que el aula del grupo elegido para la experiencia sea excepcionalmente fija supuso una ayuda para la organización inicial de ésta.


Empezamos

La primera semana de clase, se convocó a los padres y madres del alumnado implicado, con el objeto de que recibiesen información de primera mano de la experiencia en la que sus hijos e hijas iban a participar. Y utilizamos la expresión popular de “conejitos de india” porque nos parecía la definición más simple y acertada de la sensación que íbamos a tener a lo largo de la misma, todos y cada uno de los sectores implicados. La reacción de las familias, superadas las primeras dudas y respondidas las preguntas típicas de si iba a suponer algún problema para sus vástagos, fue la de considerar una oportunidad que se les ofrecía a sus hijos e hijas y a la que ninguno de los que acudió, 100% de los afectados, estaba dispuesto a renunciar.


Quedó claro desde ese momento que todos éramos aprendices, que el objetivo era terminar la experiencia con buen sabor de boca, que éramos conscientes de que todos cometeríamos errores, que íbamos a necesitar una excepcional dosis de paciencia mutua para “sobrevivir” a la prueba y que todos estábamos en ella de manera voluntaria puesto que si alguien quería bajarse de la moto todavía estaba a tiempo de cambiarse de grupo. Nadie lo hizo y “cortamos amarras”.

A finales de septiembre llegaron los ordenadores y a principios de octubre cada uno ya “tocaba” su portátil. Antes que nada hay que señalar que junto a los portátiles enviados por los organizadores de la experiencia, el gobierno vasco nos envió el armario “cargador” y una pizarra digital para que contásemos con los mismos elementos que ya disponían los grupos de primaria que se han ido sumando al proyecto “eskola 2.0”. Parecía que todo iba viento en popa pero fue entonces cuando Murphy apareció.

Ancho de banda

Nadie hace ascos cuando le regalan un barquito y le prometen que va a poder navegar por las aguas como siempre había soñado. A nadie le importa, si él es uno de ellos, que los afortunados sean muchos y que, durante esa prometida navegación, pueda compartir aguas con amigos y compañeros de clase. El problemita surge cuando con el barquito en la mano, y los conocimientos mínimos para navegar, te encuentras en la rampa del canal atiborrada de compañeros con la misma ilusión y un hilo de agua que imposibilita el que todos a la vez puedan practicar tan saludable deporte.

Uno de los mayores riesgos que corremos embarcándonos en estas experiencias, en mi opinión tan necesarias y convenientes, se encuentra precisamente en que una vez conseguido lo mas difícil: el apoyo de la administración, el soporte económico, la predisposición positiva de compañeros de trabajo, etc … tropezamos con el problema técnicamente mas sencillo de solucionar.

Dirección

No he nombrado hasta ahora la dirección y el compromiso de apoyo y seguimiento del equipo directivo en este tipo de experiencias. Sin su OK y sin su ayuda, amparo, protección, aval, aliento y socorro sería imposible que este tipo de experiencias salgan adelante en los centros.

Profesorado

Dentro del profesorado te encuentras con las diferentes actitudes, similares en todos los claustros, que resumiría en:
-Fans de las nuevas tecnologías dispuestos a apoyar todo tipo de experiencias que ayuden a la victoria final del “caballo de Troya” antes citado.
-Indiferentes y/o predispuestos, sin agobiarse, a seguir la rueda de alguien que les vaya abriendo camino y señalando claramente cada uno de los pasos a dar.
-Temerosos de que algo que desconocen y no controlan pueda abrir las puertas a un cambio que no ven necesario y que presuponen supondría verse en una realidad en la que ellos se ven incapaces o nada predispuestos a participar.

Esta realidad que con diferentes proporciones todos nos encontramos en nuestros respectivos centros, la vamos vadeando con el compromiso conjunto de avanzar todos en lo que en términos ciclistas sería un pelotón, muy alargado eso sí, pero que entra unido en las metas, sin escapados por delante, para lo cual hay que frenar a mas de uno, y sin rezagados por detrás, para lo que la atención individualizada es imprescindible.

Padres y madres

En relación a las familias, el tema también es digno de mención. Conviene señalar que el extracto social propio del Instituto, en comparación con el país, es medio alto, donde la gran mayoría del alumnado, salvo una excepción, tiene Internet en sus domicilios.

Los padres y madres desde que fueron informados de la experiencia en la que sus hijos e hijas iban a embarcarse mostraron no solo predisposición positiva, sino que además, todos aceptaron el compromiso firmado y escrito de responder económicamente ante posibles perdidas o roturas de los portátiles y adoptamos la formula de una bolsa común, a modo de seguro, con aportación tanto de las familias como del centro. Hasta el día de hoy, puedo decir que la cosa funciona y que, como mas tarde señalaré, hemos encontrado una solución razonable a la salida del ordenador a los domicilios particulares.

Pero el gran temor de los padres, sigue siendo los fantasmas y peligros que rodean a Internet y que son mucho mas aireados en los diferentes medios de comunicación que sus ventajas. En nuestro centro, dentro de las sesiones de tutoría, hemos trabajado los diferentes aspectos que puede enseñarnos el lado oscuro de este instrumento (ciber bullying, sexting, grooming, las reglas de oro para el uso de Internet en familia, riesgos, consejos y habilidades, etc…). El material aportado por “Kontuz datos” y “pantallas amigas” ha sido la base de nuestra información.

También es conveniente señalar que en estas dinámicas siempre te encuentras con padres o madres temerosos de que su hijo o hija obtenga peores resultados en las notas al participar en experiencias poco contrastadas, por entender que con motivo de esta nueva actividad se ven obligados a trabajar mas en casa y con doble tarea, con mas trabajo y con riesgo de peores resultados. Incluso los hay preocupados por ver que el profesorado “aprende” muchas de las dinámicas nuevas conjuntamente con sus hijos.

La respuesta tranquilizadora a esta inquietud debe partir de un claro compromiso por parte de los docentes en conseguir que todas las partes implicadas al final de la experiencia, cuando entremos a evaluar lo que hemos hecho y dejado de hacer, podamos acordar sin dudas ni temores que la experiencia ha sido positiva para todos los participantes. Que estamos en una posición mejor, que sabemos más que cuando hemos empezado, y que no hemos dejado ninguna “herida” en el camino.

Alumnado

Sin lugar a dudas, el sector que mejor recibe el cambio. Un cambio que, por otra parte, supone un pequeño acercamiento a su propia y cotidiana realidad. No solo no les sorprende, sino que lo ilógico para ellos es que no los hubieran tenido hasta ahora. Han nacido conociendo a la vez, o incluso antes, el ordenador que el bolígrafo, y no entienden por qué en la escuela o en el instituto cuesta tanto convertirlo en un instrumento más de aprendizaje.

Además, ven en las nuevas tecnologías, una posibilidad de “acercarse” al papel del profesor. Una opción a ser ellos los que les indiquen cual es el botón que hay que apretar, o cómo se arranca un programa. Si en cualquier actividad de la vida cotidiana, en general, no hay que desaprovechar, los puentes que, con carácter amigable, te tiendan desde el “otro lado”, la posibilidad de compaginar estas nuevas prácticas con la idea de que “entre todos aprendemos unos de otros”, es una baza que ningún profesor debería desaprovechar.

¿El ordenador a casa?

He dejado para el final una de las preguntas claves o típicas cuando hablamos de uso de portátiles en las aulas. Sin duda su respuesta también condiciona el éxito o fracaso de la experiencia.

Desde mi punto de vista, la posibilidad de que ese instrumento de trabajo pueda ser transportado y utilizado indistintamente en cada uno de los espacios donde el alumnado esta acostumbrado a trabajar me parece imprescindible. Ahora bien, dicho esto, tengo que reconocer que si bien esta postura la defendía, sin ningún tipo de dudas, antes de embarcarme en esta experiencia, al día de hoy, reconozco que tengo elaboradas una serie de condiciones previas que ahora que “vivo y sufro al pie del cañón las consecuencias” considero imprescindibles para poder hacerlo.

Para empezar, considero que este debate no debería separarse o realizarse sin plantear previamente una cuestión previa, como es, la de la compra de libros de texto por parte de los padres y madres del alumnado.

En mi opinión, con una buena base de materiales y programas ubicados en espacios tipo “Agrega” y similares, incluso con el acuerdo entre administración y editoriales para la utilización de sus materiales via “on-line”, la “necesidad” de compra de libros de texto baja tantos enteros que posibilita su cuestionamiento y la posibilidad de renunciar al papel. Sin duda, implica un mayor trabajo por parte del profesorado para seleccionar y programar sus clases y a la vez, abre las posibilidades de una mayor coordinación entre departamentos o seminarios a la hora de programas materias. Sin duda, todo ventajas.

Ahorrar a las familias el gasto en libros de texto, una posibilidad que hoy en día ya es una realidad, posibilita el plantear la asunción de las familias del compromiso de mantenimiento del instrumento que se convierte en fundamental e imprescindible para el aprendizaje de sus hijos. Un compromiso serio y compartido con el centro puede ser la propuesta mas fácil de asumir por todas las partes.

Con todo, y mientras el portátil sea algo que se adquiere para usar preferentemente en el centro educativo, algo que puede variar a realidades que ahora ni imaginamos, los tutores y profesores de los alumnos deberemos cuidar de su buen funcionamiento.

En estas fases iniciales, ningún control que pueda parecer excesivo resulta mas inconveniente que las consecuencias que acarrearía la rotura o inutilización de las que cada vez van a ser mas imprescindibles herramientas de trabajo.

En consecuencia, salida, sí, pero con implicación familiar y control férreo desde el centro. Y si no, es preferible crear pasos intermedios que no frustren una posibilidad posterior de cumplir el objetivo.

Primeras conclusiones sin haber terminado la experiencia


Sin duda, la experiencia es claramente positiva, implica mente abierta y mucha dosis de paciencia, facilita ese necesario acercamiento de los centros educativos a la realidad cotidiana de nuestro alumnado, a los hogares, a la sociedad en general y aunque no sea el “bálsamo de fierabrás”, ayuda y estimula el trabajo cotidiano de la comunidad educativa.


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2 comentarios:

Maria Jose dijo...

Me parece muy interesante l que dices, he sufrido parte de las cosas que relatas. Soy profesora de Francés de Murcia, IES Miguel Espinosa, y todavía no he comenzado a realizar mi "actividad" que he programado, he ido haciendo pequeños ensayos de cositas peuqeñas, pero he podido comprobar, copmo tú bien dices, que nuestros alumnos, están "bastante mas avanzados" en el uso de las TIC.
No decaigo ante el cansancio que supone esta experiencia, soy pro TIC, pero bien es verdad que el esfuerzo que supone es miucho, y ahora, que todavía no tenemos el aula bien acondicionada, "pierdo" mucho tiempo en la instalación de todos los materiales, porque por ejmplo, para mi, los altavoces son fundamentales y aun no los tengo, o el bando de ancha... pero bueno Alea jacta est " no sé si se escrib easi, pero eso que estoy en esto y tengo esperanzas e ilusión.
Un saludo

Edurne dijo...

Me sienta plenamente reflejada en el articulo, y en lo referente a la salida de los netbooks del centro, es evidente que solo puede hacerse con un compromiso familiar que les "toque los bolsillos".

Enhorabuena por el post.